Nuestro lugar en la Iglesia está muy enmarcado desde el mismo Código de Derecho hasta las últimas alocuciones del Papa Francisco sobre la Nueva Evangelización y el Año de la Misericordia… Salir en fraternidad, desde, con, para y por la Iglesia, a ser testigos del poder de Dios y de la acción del espíritu Santo en plenos siglo XX (cuando nacimos) y XXI en el que nos está tocando vivir.
Tener la puerta abierta al que va de paso y caminar con él sin pretender otra cosa que ser sal de la tierra y luz del mundo, unidos, para que el mundo crea.
Apoyar y apoyándonos en nuestros obispos y sacerdotes, colaborando en toda clase de pastorales y en aquellas acciones que sean de mayor urgencia y necesidad, a partir de las parroquias, movimientos u obras propias.